Ian McGuire nos remonta al Yorkshire del siglo XIX en este thriller descarnado, desolador, claustrofóbico e inhumano.
Antes del tiempo en el que transcurre esta historia, la ballena era un animal muy apreciado. Su grasa se utilizaba como combustible para iluminación y también en alimentación. Su ámbar gris, para productos farmaceúticos y cosméticos Y su carne como alimento. Es por esto que las expediciones para capturar estos mamíferos se amplió tanto que casi se acabó con la especie.
Ya hacia finales del siglo XIX, que es donde transcurre La sangre helada, estas prácticas son cada vez menores. Apenas quedan ejemplares por cazar y, los pocos que hay, huyen hacia zonas de difícil acceso para los barcos. Estas expediciones se convierten en peligrosos viajes a una zona muy remota, el Círculo Polar Ártico.
El Sr. Baxter, un rico empresario poseedor de varios barcos, entre ellos el ballenero "Volunteer", decide hacer una última y arriesgada salida. Será la última, después abordará algunos proyectos más acordes con la industria actual. Para ello contrata al capitán Brownlee, polémico y con un oscuro pasado lleno de malos augurios a causa de anteriores travesías que terminaron en naufragio, pérdidas de mercancía y muerte entre sus hombres. Ante esta fama pocos quieren enrolarse con él y tiene que internarse en tabernas y suburbios para completar la tripulación con la que llevar adelante el proyecto encomendado.
A esta misión se une el que será su mano derecha el Sr. Cavendish, un misterioso Galés, el filósofo Otto, el exsoldado y médico irlandés Patrick Summer, el borracho y falto de toda moral Henry Drax, considerado como uno de los mejores arponeros, y con ellos otros cuarenta hombres más que completarán la tripulación. Hombres rudos, recios, ignorantes y miserables que solo velarán por ellos mismos y sus propios intereses. Pero entre ellos se encuentra un asesino cruel y despiadado como la historia misma, o como el destino que les espera...
Una novela altamente recomendable, envolvente, descarnada, claustrofóbica y cruel. Para leer despacio y conocer los instintos más primitivos que esconden los seres humanos. (Esther Recio, 27 de marzo de 2017)