Tenía muchas expectativas con una de las novelas de fuera del universo científico de Ali, y las ha cumplido con creces. Mallory es una protagonista con la que es fácil empatizar, con una situación familiar muy complicada y arrastrando un pasado que relaciona con su padre. Es coherente que sus responsabilidades ocupen el primer plano de su vida pese a lo joven que es. La forma en la que inicia todo con Nolan me parece coherente y tierna, ni es un instalove ni se vende algo rocambolesco, al menos por parte de ella. Desde el principio notas la tensión que existe entre ambos, no solo a nivel sexual sino también porque para Nolan, alguien que respira y vive ajedrez, es incomprensible que alguien reniegue de seguir en ese mundo. Pese a que no tengo ni idea de las jugadas o de cómo deben moverse las piezas, las partidas me ha resultado entretenidas de leer, con una Mal que es esfuerza en hacerlo lo mejor posible. El desarrollo de la trama amorosa me ha gustado mucho, tal vez no sea lo principal, ya que para mi es la evolución de ella como jugadora, pero tiene sentido con la personalidad de ambos. Tal vez no sea la pareja más cariñosa del mundo, pero se entienden y se respetan. Ali logra que un mundo que me es ajeno como el del ajedrez gane interés y crea personajes que pueden ser creíbles, junto a unos secundarios robaescenas de lujo, como las hermanas de Mal. Colibrí.
hace 4 meses