Una novela cortita pero apasionante y fascinante. La prosa que utiliza Jesús Carrasco para llevarnos de la mano en esta historia ha hecho que mis pupilas, mis pituitarias, mis papilas gustativas y mi pabellón auditivo reaccionan buscando en mi memoria los olores, los sabores y los sonidos descritos en la narración. Me parece todo un cántico a los sentidos. Es más, te acabas fundiendo con la naturaleza. Ha habido momentos en la narración muy duros pero necesarios para saber el motivo de la huida del chico. La única pega que le pongo es que es corto, y que te quedas con ganas de saber más cosas del niño y del cabrero. Totalmente recomendable.
hace 11 años