Un pueblo no se conoce durante unas vacaciones de fin de semana. Menos, todavía, el Reino Unido y sus habitantes. Entre mediados de los años setenta y principios de los ochenta el autor de este libro, corresponsal para Blanco y Negro y ABC, eligió vivir en la Inglaterra profunda en lugar de Londres, su capital. Desde un pueblecito de la campiña nos ofrece con anécdotas del momento una visión muy distinta de una nación todavía aferrada a su reciente pasado imperial pero en profundo declive. El resultado es una narración desenfadada, personal, muy divertida y suspicaz sobre un país que no siempre demuestra serlo. Escrito en 1982 durante su prolongada estancia, este texto ha permanecido inédito más de 30 años.