Con el panteón asegurado en la historia literaria gracias a su poesía —algunos incluso dirán que Rilke es el mejor poeta en lengua alemana—, Ewald Tragy es una curiosidad con la que adentrarse en otras facetas algo menos conocidas para el gran público del autor de los Sonetos a Duino. Ewald Tragy es una pequeña historia, una nouvelle —su extensión no llega a las cien páginas— de carácter autobiográfico, dividida en dos capítulos, entre Praga, el primero de ellos, y Munich, el segundo. Es la historia de un joven poeta que aspira a dejar el nido familiar y encontrar su hueco en la metrópolis. En su trayecto de búsqueda personal, del desasosiego y la extrañeza pasará desde la desconfianza a la soledad, en un rango de emociones con el cual Rilke plasma de manera magistral el vaivén sentimental de un joven, que es él mismo, a la caza del porvenir. Un relato delicioso de la juventud inquieta y expectante. Pero lo mejor es la forma con la cual Rilke aúna delicadeza e ironía a partes iguales: sorprende la tremenda comicidad de Ewald Tragy, pero tan medida y tan bien dispuesta, que termina siendo, tan divertida, casi la más seria entre las novelitas sentimentales, sin espacio para lo grotesco. (Carlos Cruz, 20 de julio de 2015)
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