Patrick Lewis abandona su pueblo natal para trabajar en Toronto, que en la década de 1920 es un hervidero de inmigrantes en busca de su oportunidad. No sabe que es el principio de un largo camino donde su alma habrá de curtirse hasta alcanzar la fortaleza de un león. Ya en su madurez, durante un viaje en tren para ir a ver a la mujer que ama, Lewis rememora sus años de aprendizaje, en los que no faltan el amor, la amistad y un lúcido retrato de la época que le ha tocado en suerte. A pesar de los sueños rotos la vida sí merece la pena, pues el dolor es una de las vías para lograr una serena y feliz sabiduría.