Joseph Conrad detectó su gran calidad literaria alabando su naturalísimo estilo que “brotaba como la hierba”. Hudson pergeñó varias obras maestras de la novelística mundial como "La tierra púrpura o purpúrea" por las que es recordado primordialmente; pero, asimismo, escribió otras obras magníficas y de gran talla literaria como es la presente, en donde, sin el artificio novelístico ni la exigencia narrativa biográfica, manifiesta su categoría de gran escritor capaz de extraer interés y poesía de hechos en apariencia insignificantes: recuerdos nostálgicos de su juventud en la Pampa, conversaciones con simpáticas niñas –en curiosa vena Lewiscarroliana–, experiencias relativas a pájaros –su gran pasión–, y anécdotas ocurridas en remotas aldeas o parajes salvajes ingleses.