Pocas veces en la historia tantas esperanzas han recaído sobre un solo hombre. Barack Hussein Obama surgió desde un relativo anonimato para ganar una de las campañas presidenciales más apasionantes de la historia. Que un joven senador de padre keniata, criado en Bangladesh y Hawaii, cuyo segundo nombre es árabe, lograra triunfar ante candidatos como Hilary Clinton o John McCain parecía imposible. Y sin embargo ocurrió gracias a la implicación de millones de personas que decidieron compartir su sueño. La historia de su vida y de la campaña que lo convirtió en el hombre más poderoso del planeta es un retrato fascinante de Estados Unidos, el país que quizá sea el que mejor represente la modernidad y que es capaz de pasar de George W. Bush y la antipatía del mundo, a volver a tomar la antorcha de la esperanza global aupando a la presidencia a un hombre de color que renunció a hacer de la raza su bandera.