Afganistán, 2004. La doctora Edith Lombard, de Medicos Sin Fronteras, hace guardia en un hospital de Kabul. Al atender a una joven en quirófano advierte en su cuello algo que atrae su atención: un collar del que cuelga una perla de ámbar. Una perla que Edith reconoce enseguida, pues fue robada en su casa de Quebec dieciocho años antes, en un atraco en el que su madre falleció de un disparo. Una perla de la que su padre, Édouard Lombard, había contado que perteneció a la famosa Cámara de Çmbar de San Petersburgo, desparecida durante la II Guerra Mundial.
Bilbao, 1937. Del puerto de Santurce está a punto de zarpar el Habana, que llevará a más de cuatro mil niños hasta la Unión Sovietica, huyendo de la guerra civil que ahogaba el país. Allí, su historia, la historia de unos exiliados utilizados como marionetas por el gobierno de Stalin, se hilvanará con la de la perla de ámbar en un viaje de setenta años que desempolvará recuerdos que nadie quería que viesen la luz.