El libro constituye una densa antología que abarca tres años de trabajo (1974-1977) de un Bukowski ya en plena madurez, el que conoce el aficionado y espera el neófito, bestialmente sincero, alérgico a los paisajes edulcorados, entregado sin concesiones a lo que le importa y siente, las mujeres, su escritura, el juego y la embriaguez, su mundo de perdedores en la ciudad de Los Ángeles.