Vivimos un tiempo de profunda crisis de la credibilidad. En el malestar y la inestabilidad de nuestras sociedades late una gran desconfianza hacia las instituciones, los intelectuales, los decisores o los líderes de opinión. La prensa tradicional, sacudida por el intenso cambio tecnológico y la desintermediación en la producción de noticias, sufre también la sospecha del público, no siempre de forma injustificada. Digan la verdad se pregunta en qué media la complacencia con el poder o el periodismo activista, que olvida el compromiso con la veracidad en favor de una causa, están contribuyendo al descrédito de la profesión y a la polarización política. Desde sus inicios como reportero de la Agencia Efe hasta la dirección de El País, Antonio Caño transita por cuatro décadas de profesión en América, África u Oriente Medio, al encuentro de dictadores, guerras y episodios determinantes de la historia reciente. Respecto a España, el periodismo entusiasta de la Transición, la llamada «cultura de El País», su salida del diario de Prisa, las pretendidas conspiraciones, las polémicas ideológicas o la relación con los políticos protagonizan las páginas de un libro sobrio y honesto.