Madrid, año 2013. Mientras el país celebra la llegada del nuevo año, Daniel está encerrado en una casa fría y oscura con dos gatas y tres gramos de cocaína. Incapaz de terminar una novela, comienza a escribir un diario en el que retrata su perturbador posicionamiento frente al mundo, el trato conflictivo con sus amigos, su dramática situación familiar. El hartazgo y la desesperación le hunden sin remedio en la indiferencia. Escribir es lo único que le mantiene con vida. Nada parece que pueda salvarle. O sí, tal vez sí.
Escrita en segunda persona, Cocaína es una historia de redención. La visión de la realidad que tiene el protagonista nos devuelve una imagen exaltada de la precariedad laboral, el éxito personal y el fracaso de una sociedad tan acomodada como hostil. Una novela colérica sobre la vida y la muerte, sobre el desencanto y la supervivencia, donde la adicción se convierte en un reflejo de las frustraciones de toda una generación. Sin tabús ni concesiones a lo políticamente correcto, Cocaína es una patada en la puerta de un escritor al margen de las buenas costumbres. Una obra irreverente que invita a la reflexión y al cuestionamiento de lo establecido. Un libro demoledor, inevitable.