Aire nuestro comienza un poco irregular, con pinceladas de la genialidad de Vilas pero quizás cojeando un poco en algunos relatos, sin embargo a partir de la segunda mitad del libro el nivel de todos los capítulos es mucho más alto y constante y claro cuando Vilas se pone en ese plan es único. Su estilo de escritura, lo profundo de su discurso (a veces basándose para ello en la ironía más zafia, que pudiera resultar banal pero no lo es en absoluto) la búsqueda sin descanso de la belleza, llevan a este libro a un ejercicio de literatura como por desgracia no hay mucho en este país. Empieza con altibajos pero acaba siendo súblime.
hace 10 años