Un joven solitario recorre Grecia, África oriental y la India. Sin saber bien qué busca y con pocas ganas de volver a su país, Sudáfrica, sigue la ruta de los viajeros que va conociendo: un chico enigmático, un despreocupado grupo de mochileros y una mujer en horas bajas. En estos viajes sin un destino claro, en los que deja que el azar marque el camino, se ve adoptando distintos papeles –el de seguidor, primero, y el de amante o cuidador más tarde–, y terminará entendiendo que uno no puede existir sin el encuentro, a menudo doloroso, con los demás.