Pues nada, sigue habiendo un empeño entre los escritores de novela negra en que el investigador sea a su vez víctima o posible víctima o esté en el punto de mira de algún pirado. Se hace cansino el tema. Incluso aunque la trama de la investigación sea interesante (y he de decir que por primera vez en mucho tiempo he acertado con la persona que cometía los asesinatos), me aburre ese mirarse el ombligo, como si no hubiera víctimas potenciales por ahí como para poner el ojo en un poli, cosa que llevará a la persona que comete los asesinatos a acabar siendo señalada. En fin, la intriga no está mal, el final un poco corre que te corre, aunque he de decir que la revelación final sobre Jacobsen me ha parecido lo mejor de todo el libro. Apenas unas líneas, pero lo mejor.
hace 4 años