Dicen que su ropa se confunde con lo que le rodea, esté donde esté. Dicen que si le miras durante el tiempo suficiente, puedes leer lo que hay escrito en el muro detrás de él. Dicen muchas cosas sobre el Schwa, pero sólo podéis estar seguros de una: nadie podía verle. Excepto yo. Me llamo Antsy Bonano, y puedo contaros lo q ue es cierto y lo que no lo es porque estuve allí. Así que si os calláis y me escucháis, os contaré todo lo que sé sobre el Schwa, desde el origen de su nombre hasta lo que le ocurrió realmente a su madre. No os ocultaré nada. A no ser, claro, que el “Efecto Schwa” lo borre de mi cerebro antes de acabar...