Cada epocalidad tiene su tarea, en cada época es distinto el oficio del pensar. Pues bien, para nosotros, a partir de la Segunda Guerra Mundial, y situándonos al comienzo del siglo XXI, no puede tratarse sino de interrumpir los factores profundos de la Guerra y la barbarie, que en nuestro mundo devastado y explotado hasta e l borde de lo letal por todas partes, protagoniza la voluntad racional y libre de Occidente. ¿La más mitológica de las civilizaciones del poder? ¿La civilización que ha convertido la racionalidad de la filosofía en su instrumento de legitimación más poderoso? Se trata, pues, para la filosofía del siglo XXI, que ya se sabe a partir de Nietzsche y Heidegger filosofía hermenéutica , de interrumpir la Metafísica : la prosecución de la búsqueda más allá, y de la superación hacia el más allá, que presiden el nihilismo sobredeterminado por el Capital de la guerra -libertad limitada- dea del hombre y sus salvadores metarrelatos de legitimación. Es, en efecto, porque se están socavando sin límite las configuraciones racionales, y las sintaxis racionels de sentido, por todas partes y en todas las culturas de nuestro planeta, por lo que resulta necesario e imprescindible ahora pararse a reconsiderar los criterios que pueden dar cauce al cambio de orientación que altere desde dentro la prosecución de esta historia enferma; y es, sobre todo, porque la violencia se opera, además, en nombre de una racionalidad hace ya demasiado tiempo instrumentalizada hasta el asco por la retórica de los mitos salvadores, por lo que tenemos que volver a descubrir cuáles sean los criterios de legitimidad y de racionalidad que nos permitan comprender qué es lo que tenemos que hacer y con qué sentido. Eso por eso por lo que tenemos que volver a empezar a pensar, y volver a aprender a pensr; volver a leer nuestras historias, retrazando sus plurales tradiciones hermenéuticas y redescubriendo sus sentidos a partir de las raíces del nacimiento mismo de nuestra racionalidad y nuestra historia: la que nace con la filosofía en Grecia, en las azules costas de Mileto.