El alma castellana es un texto emblemático de José Martínez Ruiz, en el que alimenta el primer Azorín, aparecido en la primavera de 1900, y que incorpora, modificado en parte, su anterior folleto Los hidalgos. Supone una reconstrucción histórica de los siglos XVII y XVIII. Sin ser plenamente obra que marque un punto de inflexión, sí que significa una transición marcada hacia los temas que van a configurar, en el futuro, su estética, desarrollada en un estilo más cuidado, mejor construido, de mayor contenido lírico y con una preocupación destacada por penetrar en la esencia de las cosas, dirigiendo el foco de atención artística hacia los pequeños hechos de la vida cotidiana.