La atmósfera de Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, los "habitantes" de Comala de Rulfo, y la ambientación y los personajes de Los tres entierros de Melquiades Estrada del mismo Guillermo Arriaga, son algunos de los referentes que el lector encontrará en esta pequeña obra maestra. La trama es sencilla, pero esa sencillez es sinónimo de altura literaria: no hay juegos malabares para distraer la atención, todo lo contrario, los lectores quedan atrapados por las palabras, que en manos de Arriaga se convierten en intrumentos de acción y reflexión a una velocidad de vértigo lento y acompasado.