«Por sus hechos los conoceréis». La cita es de la Biblia, aunque en este libro-diario se da de bruces con su verificación más contundente y rigurosa al aplicarla a los acontecimientos que van desde el 22 de marzo de 2006 –día en que ETA anuncia un «alto el fuego permanente»– hasta el extraño final del «diálogo» en junio de 2007, seis meses después de los asesinatos en la T-4 de Barajas. En el autor, Txiki Benegas, encontramos a un político, a un cronista también, que reúne una vasta experiencia personal en la lucha contra la violencia y el terrorismo –de joven ya ocupó con brillantez la Consejería de Interior de Consejo General del País Vasco– y una capacidad de análisis notabilísima, por más que ésta aparezca impregnada de la melancolía que provoca el observar, día tras día, lo repetitivo de ciertas situaciones y comportamientos políticos. Todo queda retratado con singular profundidad en su diario. Al ir describiendo tantas y tan diversas actitudes y pronunciamientos como se han sucedido vertiginosamente en estos 15 meses de Tregua, Benegas deja al descubierto la personalidad «nítida» de un número considerable de sus protagonistas, empezando por el Presidente del Gobierno, y demarrando la etapa entre ministros, dirigentes políticos, jueces, fiscales, intelectuales, negociadores internacionales o jerarcas de la Iglesia, con un énfasis especial en los militantes del conglomerado que es ahora ETA-Batasuna. En este sentido Diario de una Tregua encierra una lección excelente de política práctica. Aquella que nos permite extraer una conclusión personal sólo después de conocer con propiedad, y reflexionar en voz alta, sobre el papel jugado por cada cual en «el proceso».