Aunque la vida está llena de casualidades, cuando estas ocurren y de la forma más absurda, siguen sorprendiéndonos, sobre todo si nos convertimos en detectives, sin serlo de profesión, de unos crímenes sobre los que no tenemos ninguna pista o intuición.
Con esta inesperada casualidad, comienza la trilogía de Michael Featherstone acerca de cómo un profesor de inglés aficionado al surf, al que también dedica su tiempo de pura casualidad, se ve envuelto en una serie de homicidios y asaltos en Donostia.
Michael Llewellyn, profesor de inglés estadounidense y surfero novato, reside en un barrio de Donostia aparentemente tranquilo. Combina sus clases con el apoyo que ofrece a una escuela de surf. Todo en su vida es monotonía y un esquema bien definido, hasta que dos asesinatos, en apariencia sin ninguna conexión, rompen la tranquilidad del barrio y, por casualidades del destino, también de nuestro protagonista.
Dos homicidios, dos mujeres y el turismo como telón de fondo, serán los ingredientes principales de esta trama, en la cual nuestro detective contará únicamente con la ayuda de sus amigos y su buena aptitud para hacer un trabajo bien remunerado. Aunque quizás el detective Llewellyn no sea tan pardillo como parece y sea capaz de desenmascarar al autor de los crímenes.
Con un enfoque muy actual y argumento sencillo, Featherstone nos ofrece una buena posibilidad para enredarnos en la literatura policíaca-detectivesca de la mano de un aficionado en el tema que nos acompañará por las calles más turísticas de Donostia.
Especialmente interesante y remarcable es el humor sarcástico y en algunas partes incluso negro del protagonista, que podría compararse humildemente con un Humphrey Bogart más de a pie, y que amenizará la trama y el transcurso de los acontecimientos.
La obra atrapa poco a poco y sin prisa sin que uno se percate con capítulos breves, personajes cercanos y sucesos que se acontecen unos detrás de otros. En un lugar donde parece que nada fuera de lo corriente puede ocurrir, el lector sin darse cuenta se convertirá en un turista más que temerá ser testigo de algo más que de una simple casualidad. (Diana Arrufat Horcajuelo, 17 de septiembre de 2021)