La figura de Tomás Moro (1478-1535), autor de la célebre Utopía, corre el riesgo de perderse entre la idealización hagiográfica y la mera nostalgia de una época en que la «Cristiandad» todavía tenía peso y sentido. Este ensayo biográfico realiza una lectura atenta y crítica de su obra examinando su convicción humanista entre el ocaso de la Edad Media y los albores del mundo moderno. Moro apostó tanto por la razón como por la fe cristiana, por el respeto a uno mismo y por la libertad de aceptar un don trascendental. El éxito de la Reforma luterana lo arrimó, aunque tarde, a cierta tolerancia religiosa. La tiranía que lo llevó al martirio le sirvió para afilar su propio arte de vivir. Sólo en la prisión y ante la muerte pudo asegurar su integridad y libertad personal. Allí, el «hombre para todas las horas», como lo llamó su amigo Erasmo, reafirmó la esperanza de un humanismo abierto, positivo y tolerante, en una defensa de la dignidad humana frente a cualquier opresión. Para él, la hora de Dios era también la de la propia humanidad; un momento en el que, a través del respeto a sí mismo como imagen de Dios, resolvió, acaso sin saberlo, el problema moderno entre la heteronomía y la autonomía.