El autor denuncia la psiquiatría biológica que domina actualmente esta especialidad, y los fármacos que utilizan sin ton ni son los especialistas e incluso los médicos de familia. Además de documentar las muertes que producen los antipsicóticos, antidepresivos, etc., Gotzsche afirma: «Los psiquiatras de prestigio han creado un pseudouniverso lleno de ideas erróneas. Cuentan con el apoyo y los cantos de sirena de una industria farmacéutica delictiva que ha ganado miles de millones gracias a las mentiras y a la muerte de millones de pacientes». Niños y ancianos, gente normal, a todo el mundo se le recetan fármacos muy peligrosos, frecuentemente adictivos, y no indicados para pseutranstornos inventados por la colusión entre psiquiatras y laboratorios.