Resumen

A comienzos de los años 70 empecé a tener la firme sensación de que Les Luthiers era un grupo sumamente peculiar, por no decir único en su género. Fue así como comencé a llevar una especie de diario de ruta, donde anotaba y consignaba absolutamente todo: la génesis de las obras, la creación de los instrumentos informales, los programas de los espectáculos, pero además llevaba un registro de adónde íba­mos, qué tocábamos y hasta cuánta gente nos veía noche tras noche. Estos registros fueron creciendo hasta convertirse en un alud de in­formación: 7500 presentaciones en casi 150 ciudades del mundo. Las anécdotas y recuerdos personales de este recorrido de cincuenta años alimentaron una historia que ya es leyenda. Una esencia de esa cró­nica es la que ahora, hacia el final de mi carrera, volqué en este libro.