Amanda es una niña con una imaginación desbordante. Tanto, que un día, al abrir el armario, se encuentra a un niño que se convierte en su mejor amigo: Rudger. Juntos viven mil aventuras pero se separan cuando Amanda tiene un accidente. Rudger ha de hacer lo posible por encontrarla antes de desvanecerse ya que si nadie piensa en él, desaparecerá. A.F. Harrold nos presenta una historia muy tierna sobre niños que encuentran en sus amigos imaginarios la compañía perfecta que no terminan de encontrar en el mundo real por unas razones u otras. También nos cuenta que el mundo de los imaginarios no es mundo fácil… Su existencia depende de que “los reales” les vean, literalmente hablando. En este libro se fomenta el lado positivo de los amigos imaginarios. Los niños son niños normales que van a clase y tienen relaciones normales con sus compañeros y sus familias. Simplemente necesitan un amigo con el que el que llevar a cabo sus fantasías sin ser mirados como “bichos raros”. Una bonita historia que nos habla de la amistad y de las cosas que dejamos de ver cuando somos adultos. De vez en cuando, hay que dejar volar la imaginación y reencontrarnos con esas aventuras que nos hacían tan felices. Una historia emotiva, divertida y con algún momento un tanto tenebroso ilustrada con preciosos dibujos en blanco y negro que se llenan de color cuando la imaginación se apodera de las páginas.
hace 7 años