Resumen

Una mujer está postrada en cama con fiebre. Con una nitidez casi cegadora, su mente ociosa dibuja semblanzas de algunas personas de su pasado: una ex pareja que saltó a la fama, una amiga de carácter errático, un amor sin futuro, una madre frágil y dependiente. Pero ¿quién es en realidad el retratado, la figura en el lienzo o la que sostiene el pincel? El retrato se troca en autorretrato. Al evocar sus vidas pasadas, vidas pequeñas con personas que vienen y van, amigos que desaparecen, niños que crecen , la mujer revive intensamente su propia juventud, titubeante y ávida de experiencias. Corrían los años noventa y el mundo era muy distinto: el listín telefónico era un objeto preciado, el nuevo milenio se esperaba con euforia y optimismo, y la salud mental aún no formaba parte del vocabulario cotidiano.