En su primera novela Guadalupe Loaeza invita a los lectores a descubrir el universo de Sofía, que comprende varios mundos. Los que mejor puede manejar esta niña de once años son los imaginarios, en cambio, en los reales siente que se asfixia. Entre ellos está el mundo de los adultos, especialmente en el que habita su madre y en el cual Sofía no existe. Es tal el dolor que le provoca este sentimiento que prefiere recurrir a unos polvos mágicos para hacerse invisible y dejar así de ser una niña floja a quien por más que estudia no se le pegan los verbos. Si repruebas de año te meto de criadita, le recuerda todo el tiempo doña Inés, quien fuera una de las yeguas finas más aplicadas del Colegio Francés de San Cosme.
Pero Sofía no quiere sufrir por las pequeñas vicisitudes de la vida escolar, de ahí que recurra constantemente a su fantasía, lo que le permite a esta joven y peculiar yegua fina, tan distitna a las demás, enfrentarse todos los días a un ejército de monjas bigotonas, de maestras regañonas y de compañeras gordinflonas. No obstante su corta edad. Sofía es una espectadora atenta, curiosa y apasionada de todo lo que acontece en su universo. Por eso no nada más es la protagonista, sino también la narradora de sus propias aventuras y desventuras.
El universo de Sofía es doloros, divertido pero, sobre todo, entrañable para quien se atreva a internarse en él.
"Guadalupe Loaeza ha creado, con esta novela un personaje que va a caminar solo y que no es más ella misma sino que vive en otro ámbito, de un presente infinito aunque nació en la memoria...