Vuelve Miguel Noguera con más de lo mismo. Así que sus seguidores están de enhorabuena, y los que aún no se han acercado al particular mundo humorístico de este autor, tienen otro libro ante el cual tropezar y descubrir un mundo de risas, reflexiones, risas reflexivas y risas irreflexivas.
El humor de Miguel Noguera se asienta en el absurdo y en la observación. La vieja tigresa o el erotismo en la senectud, como los libros anteriores del mismo autor, entremezcla imágenes con pequeños textos, de manera salteada y algo caótica, siguiendo los destellos de ingenio de Noguera. Son pequeños chistes compuestos en base a torcer la realidad: algo ridículo, un pensamiento de esos fugaces que pasan por la mente de uno, pero que rápidamente, tras una sonrisa, se desechan. Una vieja que se mantiene en precario equilibrio entre la barra y el suelo, un hombre que, para pasar entre una multitud, encoge los hombros imitando, inconscientemente, un paso de baile flamenco, y demás absurdeces, toman forma real gracias a Noguera, que explora los límites de esa imagen ridícula, y a las cuales casi siempre saca punta.
Es La vieja tigresa o el erotismo en la senectud por tanto, y en definitiva, un viaje de risas con multitud de paradas en imágenes y pensamientos insólitos, un retorcimiento de la realidad con la que Noguera nos divierte al descubrirnos aristas insospechadas y ridículas. (Carlos Cruz, 11 de mayo de 2015)