En 1900 una España muy afectada por el desastre del 98 recibe una pequeña porción de África Central mediante el tratado hispano-francés de París. Fue entonces cuando esta potencia colonial en pleno declive entra en contacto con los fang, considerados en la época como los guerreros más indómitos de la selva africana. Pero, aunque en un principio los fang de Río Muni mantuvieron una autonomía absoluta, recibiendo la influencia europea de forma muy atenuada, los pueblos africanos independientes tenían los días contados. La penetración europea iba haciéndose realidad entre los fang a través del comercio, la religión y las incursiones militares de españoles, franceses y alemanes. El estallido de la Primera Guerra Mundial condujo el conflicto bélico a las fronteras de la Guinea Española y originó una oleada de revueltas; pero éste sería el canto del cisne de la rebeldía fang. En 1927, mediante una operación militar muy bien trazada, España se hace con el control de los últimos rincones del territorio y elimina la insurrección: los antaño indómitos fang habían sido reducidos. La última selva de España aborda distintos aspectos de la historia colonial -el equilibrio militar, la salud, la demografía, el comercio y la educación-, prestando especial atención tanto a las políticas españolas hacia Río Muni como a las transformaciones experimentadas por la sociedad fang, y reconstruye un periodo sobre el que, hasta el momento, apenas existían estudios históricos.