En enero de 2014, a punto de cumplir setenta y siete años, fallecía en Madrid el escritor Félix Grande. Nacido en Mérida (1937), manchego de adopción, poeta y flamencólogo, se marchó siendo un gran desconocido para el gran público. Fue autor de obras llenas de tanta humanidad y de tanto optimismo como "La balada del abuelo Palancas". Para muchos, su "balada" supera al propio Don Quijote a la hora de describir La Mancha, sus paisajes y sus gentes. Aunque esté ambientada en el siglo XX, y a pesar de que el abuelo Palancas sea un vinatero de Tomelloso y no un hidalgo, la profundidad de sus reflexiones está a la altura de las del caballero de la Triste Figura. Como el mismo Grande escribió, "sólo son verdaderas las palabras irreparables" y las suyas, además de irreparables, son eternas. El autor construye un relato cargado de nostalgia, y al tiempo que redescubre su historia familiar, repasa la de España. "Eran las tres de la tarde, poco más o poco menos, los cencerros de Palancas vienen sonando a lo lejos; una gotilla de vino lo está esperando en el pueblo, mientras la Anselma murmura y abre la puerta en silencio"
hace 9 años