La descripción del nacimiento de Kitaro resulta escalofriante: último descendiente de una tribu de muertos vivientes, Kitaro nació tuerto, arrastrándose fuera del útero del cadáver de su madre, condenado a errar en un mundo que lo rechaza. Sin embargo, lejos de la tragedia que presagian tan funestos orígenes, Kitaro es una serie rebosante de chispa. Las tribulaciones de este pilluelo que debe resolver los conflictos que enfrentan a humanos y yokai constituyen un auténtico placer que aúna, de forma sutil, la negrura y la ligereza.