Se trata de una biografía de la escritora de origen ruso Irène Némirovsky, escrita por su hija menor, huérfana desde los cinco años. Está escrita como si fuese una autobiografía, en primera persona; la autora da voz a la propia Némirovsky en estas memorias. Leyéndolas descubres que son aún más de lo que pensaba las similitudes entre su vida real y las historias y personajes de algunas de sus novelas. El libro se divide en dos partes, en la primera y más larga narra su infancia en Rusia, los acontecimientos de la Revolución rusa, el exilio en París, los años de juventud y sus inicios literarios. En la segunda parte, más corta, ya es madre de dos hijas, sus novelas son famosas y está refugiada con su familia en un pequeño pueblo francés, debido a su origen judío. La idílica imagen que tenía de Francia ha caído ante sus ojos y se siente traicionada por su país adoptivo. Aunque ya conocía a grandes rasgos la vida de la escritora ha sido una lectura muy interesante. En algún momento requiere bastante concentración, porque recrea la situación histórica y política, tanto en Rusia como en Francia, de manera muy detallada. Especialmente destacable las muchas referencias a sus lecturas en la infancia y juventud, que te dejan con ganas de leer a esos autores. El libro está muy bien escrito. Si tuviese que buscarle un “pero” sería lo demasiado “histórico” que resulta en algunos momentos y el no poder discernir claramente lo real de lo imaginado, aunque se nota que la autora está muy bien documentada y tiene información de primera mano. Al final me ha quedado una sensación de vacío, es una pena que la escritora falleciese a los 39 años en un campo de concentración. ¿Qué podía haber llegado a escribir? Y una pena que aún queden tantas novelas de ella por traducir. Una biografía muy recomendable para los amantes de las novelas de Némirovsky.
hace 11 años