Tanto la intemperie natural (estrellas, pájaros, tiempo) como la creada por el hombre (vida en común y vida de la obra artística) son el estímulo para un diálogo del poeta consigo mismo y con los demás. Pese a tratar de astros o puentes, personas o esculturas, naturaleza o sociedad, los diálogos coinciden en una Intemperie donde la experiencia fundamental es la de la poesía misma.