Algunas imágenes cinematográficas reaniman nuestro saber iconográfico. El espectador es capaz de comprender perfectamente -sólo con la composición visual- lo que siente una mujer en la ventana encerrada en el infierno doméstico de un melodrama clásico, de compartir la intimidad trágica de una composición en Pietà en un film antibelicista o de imaginar el futuro que le espera a un hombre errático que se encamima hacia el horizonte. Este conocimiento profundo, este contrato de confianza creativa entre autor y espectador se produce instantáneamente, porque apela a un conocimiento previo -pocas veces consciente- de la tradición iconográfica que este motivo ha tenido en la historia de las artes visuales. De este misterio trata "Imágenes del silencio", de cómo el cine se constituye en un referente esencial en la cultura visual contemporánea porque es capaz de actualizar el sentido profundo de estos motivos, que "beben y aprenden" de lo anterior. El libro plantea unos itinerarios analíticos sobre algunos de los motivos visuales más fructíferos, aquellos a los cuales el cine ha aportado un sentido universal, abierto e instaurador. Imágenes con sentido que en su uso de todos los recursos visuales y sonoros buscan, simplemente, el silencio.