Cuba se tensa en medio del panorama de recesión y el Estado intenta maniobrar con un falso aperturismo económico, pero la mentalidad insular ha cambiado y el ciudadano de a pie ya no parece tan dócil como ha sido durante el último medio siglo. La marginalidad amenaza con desbordar al sistema. En la Mazmorra, unidad de policía del hacinado distrito de Habana Vieja, los oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria, la famosa PNR, intentan enfrentarse al naufragio social, pero los propios agentes de la Ley, precarios diques de contención, actúan lastrados por sus miserias humanas. Un presunto suicidio, un violador en serie, y el cadáver de un joven negro relacionado con drogas de diseño y tribus urbanas, son los puntos de partida argumental de Habana réquiem. Tres tenientes de la Mazmorra —el veterano Puyol, la arribista Ana Rosa y el impulsivo Eddy— son los encargados de llevar esas investigaciones a buen destino y contrarreloj. Cada uno de ellos emplea métodos diferentes, pero todos comparten una máxima: "Ser un buen poli implica a veces ensuciarse las manos".