Hay un momento en la vida de los niños en el que empiezan a hacer sus propias deducciones y, como todavía están sin manipular, a veces tienen una claridad de ideas que a los mayores nos desconcierta. Estas frases ingeniosas se suelen quedar en el ámbito familiar, pero por fin, gracias a este libro, les vamos a dar la importancia que se merecen. Algunas de las reflexiones que hay aquí parecen de Sócrates o de Confucio, pero sólo son niños... Abre el libro por cualquier parte y prueba a leer sólo una página.