En medio de los campos de caña, dominicanos y haitianos malviven trabajando para la industria azucarera en condiciones de miseria, insalubridad y abandono, como si vivieran en el S. XVIII. Éste es el motivo por el que este sacerdote se involucra en conseguir mejoras, laborales, sociales y sanitarias y acaban expulsándolo. El no es un revolucionario es un hombre que ama a su prójimo en los mas pobres de los pobres, como hacía su maestra, Madre Teresa de Calcuta y siguen haciéndolo sus monjas de la Caridad. Me ha conmovido en lo mas hondo. Léanlo y opinen
hace 8 años