Los caminos que conducen a la indigencia son muchos, y no siempre pedregosos: el miedo a una vida normal; la pérdida de un ser querido; el paro; los daños irreparables del paso del tiempo; quién sabe. Doctorado en la materia, el protagonista de esta novela sobrevive a la azarosa y triste existencia en la calle, conociendo a peculiares personajes que pululan por la gran ciudad sin rumbo fijo. A veces dura, en ocasiones tierna, casi siempre nostálgica, la lectura de este libro invita a mirar de un modo muy distinto a las personas que ocupan las esquinas, moran entre cartones o buscan refugio en cajeros automáticos. Parafraseando a uno de los personajes: "Todo el mundo debería vivir en la calle, al menos un tiempo".
hace 9 años