Vhalla Yarl ha conseguido llegar al frente de guerra en el Norte. Forjada por sangre y fuego, ha blindado su corazón para la batalla final de la conquista del imperio Solaris. Pero las opciones que Vhalla tiene ante sí ya no son servidumbre o libertad; ahora son servidumbre o muerte. Nunca ha habido tanto en juego: el emperador mantiene su férreo control sobre el destino de Vhalla, y todo lo que a ella aún le queda por perder está en manos del soberano.