Cuando un hombre desnudo entra por la ventana de su alcoba, Lady Elizabeth Runyon hace lo correcto: Grita con todas sus fuerzas. Y luego… bueno, Lizzie ya está harta de hacer siempre lo correcto. Ahora quiere ser más descarada. Incluso lasciva. Nadie la obligará a que se ponga el camisón. Esta vez va a ser del todo atrevida. Robert Hamilton, Conde de Westbrooke, no tiene ninguna intención de que una detestable mujer le engañe para casarse con él, y si para evitarlo tiene huir desnudo por el tejado, lo hará. ¡Genial! Una ventana abierta le aguarda… y también la fascinante y hermosa Lady Elizabeth, sin ropa y un poco ebria. ¡Vaya por Dios! Si les pillan juntos, tendrá que casarse con ella. La idea es deliciosa… y la tentación es irresistible.