Lectura recomendable 100%. Es un cuento para niños hasta + o - los 8 o 9 años, pero que tiene todos los ingredientes de las grandes sagas juveniles de epica-ficción. En Vimen tenemos héroes que tienen que salvar el planeta, a un gran villano y a seres entrañables que harán las delicias de los más peques. Desde un primer momento los personajes llaman la atención, sobre todo Kihuai (nuestro villano);y los sacritas (seres enigmáticos que ayudarán a nuestros héroes a conseguir su fin). La lectura ágil y dinámica acompañada de bellas ilustraciones que llaman la atención de grandes y pequeños. Todo ello acompañado de material descargable: canciones, coreografías y sobre todo la escenificación del cuento con títeres, donde se ve a Kihuai, Tesu, Naos y todos los sacritas en acción.

– GUSTARÁ: A niños y padres que quieran embarcarse en una saga literaria donde la didáctica y el aprendizaje de valores y sentimientos son esenciales. Gustará también a todos aquellos que quieren superar el plano del papel, ya que este cuento incluye elementos interactivos muy interesantes para hacer mucho más ameno y enriquecedor el conocimiento de los fundamentos de su historia. – NO GUSTARÁ: A aquellos que prefieren los cuentos clásicos pasados por el filtro del edulcoramiento de Disney u otros modernos en los que no aparezcan elementos que puedan distorsionar el supuesto aspecto de perfección emocional del niño. – LA FRASE: “Kihuai dejó a los nadis sin su guía para poder sobrevivir en este planeta. Ahora los nadis tenían tanto miedo que olvidaron cómo siente su corazón”. – RESEÑA: Hoy traemos para reseñar, El comienzo (Vimen, el ciclo de la vida), la primera parte de la saga infantil: Cuentos de Vimen. Sin repetir la premisa del contenido de este volumen, ya que se encuentra más arriba en la sinopsis, sí tenemos que decir que en el presente cuento infantil nos encontramos en un mundo idílico y utópico, que es allanado por una entidad oscura que les roba los corazones/estrellas a sus habitantes, abocándolos a la tristeza y a la depresión. Pero no está todo perdido ya que, mediante la sorpresiva aparición de siete entidades de personalidades muy diferentes, los habitantes de Vimen intentarán comprender la razón de la aparición de la fuerza oscura que les apaga su felicidad. El relato, que cobrará todo su sentido final cuando esté completa la saga, tiene una clara funcionalidad didáctica para los niños, pero con una cuidada orientación para informar a los padres de lo que aquí se van a encontrar. Serán ellos mismos los que, de alguna manera, puedan orientar a sus hijos en todo aquello que no sea perfectamente asimilado por los niños. Aunque, como todos sabemos, los niños tienen una capacidad de absorción, empatía y aprendizaje que muchas veces excede las convenciones educativas establecidas. Se dice que el cuento es una forma de advertir al niño, desde la protección de las sábanas del hogar, de los peligros que existen en el exterior mediante el aprendizaje metafórico. De esta manera se le dota de un conocimiento esencial para poder asumir mejor los embates de la vida. En este relato, partimos de la dualidad de la pareja protagonista: Tesu y Naos. Nos acercamos por tanto al mito de Adán y Eva o de Rómulo y Remo. Sobre ellos recaerá toda la responsabilidad de volver a construir un mundo equilibrado de buenos sentimientos y sensaciones. Para aquellos que ya tienen una edad, como pueden ser los propios padres de los niños a los que va dirigido este cuento, les planteamos el paralelismo de esta saga literaria con la serie de dibujos animados de títeres infantiles de los Aurores. Allí eran los hermanos Tejo y Yuca los que se tenían que enfrentar al malvado rey Grog. Los habitantes del pueblo Auror son unos seres pacíficos dedicados principalmente a la agricultura. Cuentan con oro, pero no lo atesoran como material precioso, sino que lo utilizan para la confección de herramientas del campo y utensilios de cocina. Sin embargo, el rey Grog querrá robarles el oro para sus campañas militares de conquista. Al igual que al término de los cómics de Astérix, tras cada victoria, el pueblo Auror se juntará para celebrar una fiesta. Aquí encontramos varias semejanzas con la saga de Vimen. Las dos más importantes son: el respeto y el cuidado del medio ambiente como pilar fundamental en la vida de los habitantes de cualquier mundo, y la felicidad como ausencia de la ambición por los bienes materiales. En el caso de Vimen el elemento discordante es una piedra que cae del cielo y origina una lucha de codicias entre los habitantes del pueblo Nadi (en El señor de los anillos la codicia viene representada por el Anillo Único). Los Nadis vivían contentos y felices sin necesidad de ninguna piedra brillante, los Aurores vivían rodeados de oro pero que solo utilizaban para crear materiales cotidianos, y los Hobbits vivían ajenos a las guerras de los hombres, dedicándose a la ganadería, la agricultura y a disfrutar fumando en pipa. Todas estas comunidades tienen en común una vida placentera siempre que no se cruce un elemento generador de la avaricia entre sus miembros. En este primer libro de la saga, Delia LaHuerta, sienta las bases de lo que será la colección completa del mundo de Vimen. A lo largo de siete capítulos seremos testigos del camino de superación y aprendizaje que la pareja protagonista tendrá que afrontar junto con los Sacritas. Estos seres viven dentro de ellos mismos y les acompañarán en el proceso de maduración. La supervivencia, la emoción, la lucha, la compasión, la comunicación, la intuición y la espiritualidad les darán valiosas lecciones para que puedan afrontar sus miedos y proyectar sus capacidades ocultas en el camino de la resolución de sus problemas. La autora también nos presenta al Némesis de la historia, Kihuai. Este ser será el culpable de la pérdida de la ilusión y de la felicidad del pueblo pacífico de los Nadis. Con su llegada se rompe el equilibrio; la envidia, la ambición, el desasosiego, la ansiedad, la pérdida, la culpa, la tristeza, etc, se conjugarán para llevar al abismo a toda la buena gente de este planeta. El paralelismo con la obra cumbre de Michael Ende, La historia interminable, es palpable. En este libro, imprescindible para niños y adultos, también tenemos un mundo, Fantasía, que pierde el equilibrio en favor de La Nada; un ente informe que se come y hace desaparecer todo lo que se le pone por delante con el propósito de acabar con el mundo entero. La Nada es la metáfora literaria del sentimiento de pérdida y de confusión del rito de paso de la etapa infantil a la adulta. Son momentos de cambios psicológicos y fisiológicos en los que, en muchas ocasiones, el niño no tiene las herramientas suficientes para enfrentarse a ellos. Los niños no comprenden la problemática de este salto al vacío y se acaban aislando en un mundo nuevo que no reconocen. Han perdido los sueños, la búsqueda en el juego y el ansia de conocimiento. Ahora transitan por un desierto que no les ofrece ni una sombra donde cobijarse. Muy gráfica es la escena de “Los pantanos de la tristeza“, donde somos testigos, con una fuerza angustiosa, de lo que significa enfrentarse a la pérdida en una etapa tan temprana de la vida. También tenemos el Auryn, símbolo que muestra un cíclico y perpetuo modelo de Yin y Yang donde todo comienza y todo acaba, donde la vida se entrelaza junto con los sentimientos en una línea eterna. «Fantasía no es más que un trozo de los sueños y esperanzas de los humanos. Fantasía se está muriendo porque los hombres han empezado a perder sus esperanzas y a olvidar sus sueños». Parecido, aunque más cruento, es el cuento sobre la pérdida de la infancia en la obra magna de Stephen King, It. Aquí será la metáfora de un payaso malvado la que encarne los miedos de los protagonistas. En él ven todas las inseguridades en el tránsito a la edad adulta. Incluso, en su magnífico epílogo, se nos muestra cómo el adulto pierde su conexión con el niño interior y olvida todo lo que fue. El adulto ya no reconoce sus días lejanos ni las luchas que tuvo que librar para llegar hasta ahí. Algo parecido ocurre en Hook, adaptación del Peter Pan de James Barrie, donde las hadas mueren cuando los niños dejan de creer en ellas, además de la presentación del mundo de Neverland como símil de la resistencia del niño a ser adulto; y no será hasta después de múltiples aventuras cuando el niño ya esté preparado para enfrentarse a su incierto futuro. No en vano es la esperanza, la confianza y los sueños encarnados en una pluma los que hicieron que Dumbo volase finalmente. La saga de Vimen, trata de trasladar al público infantil herramientas de análisis para que puedan entender qué les pasa por dentro (de hecho, los Sacritas, salen del interior de los propios protagonistas). Cómo afrontar el cambio, la transición y la confusión de un estado nuevo de existencia para recuperar la luz de los corazones que son los que hacen que el motor del equilibrio interior se pueda imponer ante las amenazas externas. Delia Lahuerta, nos propone afrontar todos los tipos de sentimientos y de personalidades que nos guían en el camino hacia la mejora y el auto conocimiento. Sean niños o sean adultos, todos tenemos herramientas (a veces ocultas y latentes en lo más profundo de nuestra mente) que, con una efectiva potenciación, nos pueden alejar de la oscuridad de La Nada, de Kihuai o del influjo del Anillo único en las manos del avaricioso. El otro tema seminal de la presente narración es la naturaleza como parte fundamental del bienestar de nuestro planeta. Al igual que la pérdida del equilibrio interior del que hemos hablado antes, también se denuncia aquí la pérdida del nexo con la Pachamama. Hemos perdido la capacidad de relacionarnos con el mundo que nos da de comer. Sin embargo, a cambio, le pagamos con la contaminación y la sobre explotación. Es esencial que las nuevas generaciones tomen por esencial el cuidado, el mantenimiento y la sostenibilidad de un sistema medioambiental que hemos apartado de nuestro día a día. La tecnología y la confortabilidad nos han puesto unas gafas de madera para que nos sea imposible ver cómo no vamos por la vía correcta. La esperanza solo puede estar puesta en las nuevas generaciones que son las que deben velar por alcanzar el equilibrio del mundo que habitamos, ya que no hay alternativa ni plan “b”. Hay que recordar también que los Nadis, los Hobbits y David el Gnomo tienen sus casas emplazadas en la propia naturaleza con la que conviven y a la que respetan. La saga de los cuentos de Vimen es, esencialmente, un canto a la superación, sobre todo en los momentos de tránsito, en aquellos que se ven tan oscuros, que ni se percibe la puerta de salida. Nos ofrece una primordial metáfora consistente en que es dentro de uno mismo donde se halla la fuerza necesaria para superar los obstáculos, y no en remedios de moda o pasajeros, que en la mayoría de los casos solamente conllevan mayores frustraciones. Además, el presente formato no se queda únicamente en las ilustraciones interiores y ejemplarizantes del mensaje que quiere trasladar la autora, sino que están acompañadas con contenido descargable. (Música exclusiva, vídeo con títeres y coreografía para bailar). Todo un despliegue de elementos para hacer más completa la experiencia. El ciclo de Vimen, como la vida misma, continúa su camino. Esperamos muchas más aventuras…

Una colección en la que prima el respeto, los valores y el aprendizaje para niños y papás. Herramientas necesarias para la vida. Como NOVEDAD incluye "TEATRO con TITERES, MUSICA, COREOGRAFIAS y muchas más" que acompañan al cuento en papel. Una gran apuesta para el disfrute y aprendizaje con historias de mucho misterio, divertidas y de ficción.