El arte de la vida es un relato brillante de las condiciones en que elegimos nuestro modelo de vida y de las limitaciones que pueden imponerse sobre esta opción. En último lugar, aunque no menos importante, es un estudio de las maneras en que nuestra sociedad influye (aunque no determina) la manera en que construimos y narramos nuestras trayectorias vitales. En nuestra sociedad individualizada, somos todos artistas de la vida, tanto si lo sabemos como si no, queramos o no, nos guste o no, por decreto de la sociedad y no por elección. En esta sociedad se espera de nosotros que demos a nuestras vidas propósito y forma utilizando nuestras habilidades y recursos, aunque no dispongamos de las herramientas y los materiales necesarios en los talleres de los artistas para concebir y ejecutar su trabajo. Y se nos elogia o censura por los resultados, por lo que hemos llegado a hacer o no y por lo que hemos conseguido y perdido.