Quince años despues del inicio de la guerra de Afganistán, el nombre de Pat Tillman todavía se recuerda como símbolo del gran sacrificio que Estados Unidos pidió a toda una generación en la que ya es la misión militar más larga de su historia. Tillman había renunciado a un contrato millonario con la Liga de Fútbol Americano (NFL) para alistarse en el Ejército, tras el fuerte impacto que tuvieron sobre él los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero dos años más tarde fue abatido en una misión en el sureste de Afganistán, y la Casa Blanca y el Pentágono emplearon su sacrificio para ennoblecer la guerra y sus motivos. Sin embargo, pronto se descubriría que a Tillman no lo mataron los talibanes, sino el «fuego amigo», y que el Ejército conspiró para ocultar esas circunstancias. A través de los diarios y cartas de Tillman, entrevistas con su esposa y amigos, conversaciones con los soldados que sirvieron junto a él y una amplia investigación, Krakauer expone los acontecimientos y acciones que llevaron a su muerte. Tillman era ateo, recelaba de Bush y vivió como un calvario personal su primera misión en Iraq. Como muchos estadounidenses, veía aquella guerra innecesaria, un capricho de la administración Bush. Se negó a dar entrevistas y no quería ser representante de ninguna generación, sólo quería luchar por su patria, como uno más.