Después de toda catástrofe se hace imprescindible emprender las labores de desescombro. En ese momento, entre ruinas y deshechos, pueden aparecer cosas de valor antes ocultas o incluso fruto de la misma catástrofe. Ese es el momento en el que estamos. Con su habitual y deslumbrante lucidez, la calidad impecable de dibujo, la agudeza, a veces escalofriante, de los textos que lo acompañan, Desescombro avanza en lo que es por derecho propio la mejor crónica de la sociedad occidental contemporánea.