El descubrimiento de los Cuadernos de Temuco, inéditos hasta hoy, es un hecho de importancia universal. Estos poemas de juventud, que Pablo Neruda no llegó a publicar o no quiso hacerlo, encierran mucho del misterio que más tarde habría de expandirse en su obra consagrada. Dotados de una asombrosa intensidad lírica y una plenitud vital desbordante, donde la herencia modernista se funde con los hallazgos expresivos de las vanguardias, estos primeros versos no sólo prefiguran su Crepusculario y sus Veinte poemas de amor y Una canción desesperada, sino que cumplen la insustituible función de explicar la madurez del gran poeta chileno a partir de su origen.