David Pintor recorre el Camino de Santiago, de Roncesvalles a Finisterre, en un viaje que transcurre, entre otros hitos, por Puente la Reina, Burgos, León y desde luego Santiago de Compostela. Un paisaje lleno de nostalgia para todos aquellos que han recorrido este camino. El personaje, un dibujante solitario, contemplativo y pacífico que viaja en bicicleta y toma humeantes cafés mientras disfruta del paisaje. A su paso va dibujando un mundo plácido, amable, lleno de encanto, de silencio y de luz.