Besos prohibidos en ciudades chinas coloca sobre el panorama de la poesía española contemporánea el desafío de una voz extremadamente solitaria, profunda y plena de belleza como es la de Roberto Loya. Principal exponente de la “poesía del conocimiento” en la actualidad, sus versos alzan el extraño vuelo entre lo imaginario y lo íntimo, la contemplación y el amor, donde cada poema se convierte en una invitación de acercamiento a nuestra conciencia al tiempo que de extrañamiento hacia lo conocido por la mente: “Nuestra saliva es selva / coronada por la oscuridad.” Roberto Loya, quien afirmara que “cada ser humano es una religión en sí mismo”, devuelve a la poesía su carácter sagrado, amoroso y revelador en un escenario de imágenes que se nutre de lo mejor de una experiencia vital alejada de las normas impuestas y enriquecida por una cultivada devoción hacia la filosofía oriental.