Obra dirigida a médicos y pacientes. Se trata de un ensayo de enfoque filosófico que defiende la idea de que el acto médico es de naturaleza artística y no tanto científica, aunque por fuerza el médico debe utilizar la ciencia como herramienta en su quehacer diario. Está Ilustrado por el autor, médico dermatólogo con más de 30 años de experiencia y enriquecido con un sinfín de historias clínicas y anécdotas reales aunque noveladas, y con más de 250 citas de autores antiguos y moderno. Está dividido en 6 partes principales, un epílogo y un anexo, precedidos por una introducción y una nota preliminar. La primera parte está dedicada a argumentar filosóficamente la naturaleza artística del acto médico. La segunda está dedicada a analizar cómo la personalidad del médico y la del paciente influyen sobre el mismo. La tercera trata sobre la formación del médico y las diferentes maneras de adquirirla. La cuarta analiza el complejo proceso intelectual que lleva al médico a establecer un diagnóstico y las diferentes formas del error médico. La quinta analiza el tratamiento del paciente con un importante capítulo acerca del uso de placebos y otro subrayando la necesidad de evitar el encarnizamiento terapéutico. La sexta trata sobre los enemigos metafísicos del Ars médica en especial del consenso científico ilegítimo y la contradicción que encierra la expresión “evidencia científica”, entre otros. En el epílogo se narra un caso real de un paciente que falleció por una enfermedad dermatológica a pesar de los esfuerzos del médico.