El propio planteamiento de esta obra nos dice de entrada, y a las claras, que no nos encontramos ante algo convencional: una novela gráfica que trata de adaptar El paraíso perdido, el gran poema de John Milton que desde su aparición se erigió en clásico indiscutible de toda la tradición occidental. Cuando me enfrenté al libro, mis impresiones recorrieron una especie de viaje con forma de valle: nada más tenerlo entre mis manos, las expectativas fueron altísimas, al notar al tacto una magnífica edición de Sexto Piso, hermosa, cuidada, de papel grueso y brillante que destacaba el soberbio quehacer pictórico de Pablo Auladell, pues su fuerza entra rápidamente por los ojos; al empezar a leerlo, estas expectativas se bajaron considerablemente ante lo que entendí como torpezas de dibujo, muy manifiestas, sobre todo, en las manos u otros detalles que requieren de la minuciosidad del pincel; pero a medida que la lectura prosiguió, las expectativas intuidas en un principio fueron colmándose. Los difuminados, la grandiosidad —y desolación— de los mundos del Paraíso perdido, la sugerente capacidad de evocación que tienen todas sus páginas, de un delicado y entusiasta dibujo de perfil renacentista, todo se aúna para una experiencia muy gratificante. Se nota el trabajo a lo largo de varios años que llevó a cabo Auladell, y cierto feísmo que fue el que me decepcionó en los primeros compases de la lectura se descubre muy medido, al servicio de una obra redonda, que refleja en toda su fuerza y fascinación la obra de John Milton. Pero no esperéis una novela gráfica al uso. Aunque se toma lo más narrativo de el Paraíso perdido —que lo tiene, y mucho—, esta es una obra esencialmente poética, y en relación a ello ha logrado Auladell el mejor de los logros: porque ha mantenido prácticamente incólume esos rasgos poéticos de la obra original. Pintura, narrativa, poesía; El paraíso perdido de John Milton por Auladell una obra de arte que nos regala una experiencia total. (Carlos Cruz, 8 de junio de 2015)
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