Este libro de historia, junto a "Suite francesa" de Irene Nemirovsky y al "Diario" de Ana Frank, entre otros, debiera ser de obligada lectura a partir de cierta edad para conocer la realidad de aquellos terribles años, de cuyo final se cumplirán pronto 80 años. De los tres citados, éste lo escribe un superviviente, niño entonces, que se declara favorecido por la fortuna que le apartó de la muerte. No sólo es la narración de aquellos crímenes, sino del comportamiento de los paisanos. Sirva como resumen una frase del final que me permito reproducir: "Encontré la lápida de mis abuelos en el abandonado cementerio judío, pero no la de mi bisabuelo; tal vez alguien se la llevó y grabó en su lugar otro nombre". Realmente demoledor.
hace 1 mes